Según las estadísticas de accidentes del Seguro Social Alemán de Accidentes (DGUV, por sus siglas en alemán) de 2016 , muchos accidentes pueden atribuirse a tropiezos y resbalones al caminar. Estos accidentes se conocen como SRS (tropiezos, resbalones y caídas, por sus siglas en alemán). Los resultados muestran que la proporción de mujeres víctimas de accidentes ha aumentado considerablemente y que también se ha producido un fuerte incremento de los nuevos subsidios por accidentes. El hecho de que cada vez más personas sufran un deterioro irreversible de su capacidad para trabajar demuestra la importancia de este tema. Razón suficiente para que expliquemos en detalle los conceptos básicos sobre los tropiezos, torceduras y resbalones para aclarar qué papel desempeña el zapato de protección y qué otros factores pueden influir al respecto.

En 2008, el Instituto Federal de Seguridad y Salud Ocupacional (BAuA, por sus siglas en alemán) publicó un documento detallado sobre el proyecto de investigación «Factores determinantes que influyen en los tropiezos y las torceduras». El objetivo del proyecto era analizar los tropiezos y las torceduras y averiguar qué factores favorecen su aparición o cómo pueden prevenirse. En el DGUV también encontramos un análisis científico sobre el tema de los riesgos de deslizamiento.. Estos proyectos de investigación muestran cuál es la base del movimiento y cuáles son las influencias que pueden provocar los accidentes por SRS.

Mecanismo de formación de torceduras, tropiezos y resbalones:

"La marcha humana es uno de los procesos de locomoción más inciertos entre los seres vivos de la naturaleza"

(Fischer, H. et al.: Prevención de accidentes por tropiezos, torceduras y golpes. Informe de investigación F>1641. Dortmund 2008).

Un paso se compone de muchos movimientos individuales de diferentes partes del cuerpo: Las extremidades inferiores están conectadas entre sí por medio de tres puntos de rotación (tobillo, rodilla y articulación de la cadera), así como al tronco y las extremidades superiores para estabilizar los movimientos de compensación.

La marcha en sí puede dividirse en dos fases: en primer lugar, se produce la fase de apoyo, cuando el pie está en el suelo; a continuación, pasamos a la fase de balanceo, en la que la pierna realiza un movimiento de péndulo. Cuando se produce el contacto con el suelo, el cuerpo actúa con una fuerza de reacción correspondiente a dicho suelo. La posición más estable se logra cuando la línea de acción de esta fuerza de reacción pasa exactamente por el centro del eje de rotación de nuestras articulaciones. En cuanto la línea de acción se aleja del centro de rotación, se genera una torsión que empuja la articulación a una determinada posición, lo que provoca una contrarreacción de los músculos para mantener la articulación estable.
El acto de caminar en sí mismo se convierte en un movimiento automatizado e inconsciente para todos los seres humanos a lo largo de sus vidas. Esto tiene la desventaja de que, en caso de influencias externas imprevistas, a menudo una reacción rápida para compensar los movimientos defectuosos no es posible o no es suficiente. Por lo tanto, las perturbaciones pueden afectar a la marcha del sistema de forma tan simple como una torcedura, un tropiezo o un resbalón.

Perturbaciones

En un entorno de trabajo normal existen numerosas perturbaciones: tanto las características del lugar de trabajo como el uso de un calzado inadecuado pueden influir en ello. Los desniveles, los bordes, las piedras, los diferentes suelos y los acolchados, por ejemplo, pueden provocar de forma directa que alguien se tuerza un tobillo, se tropiece o se resbale. También factores como el brillo y la iluminación, la autopercepción, la fatiga, la sobrecarga, la distracción o la presión del tiempo representan un papel decisivo. Por lo tanto, las medidas preventivas deben abarcar tanto el entorno de trabajo como la elección de un zapato de protección óptimo.

Torceduras

Existen dos tipos de torceduras. Por un lado, las provocadas por desniveles, bordes u objetos tirados en el suelo. Si se pisa un obstáculo de este tipo, la línea de acción de la fuerza de reacción del suelo puede superar el punto de rotación interior de la articulación y, como resultado, ocasionar torceduras (como se muestra en la ilustración).

 

En la imagen de la izquierda, la línea de acción de la fuerza de reacción del suelo pasa por el punto de rotación de la articulación; en la imagen de la derecha, pasa por el interior de la articulación.

No obstante, la estructura del calzado también puede provocar torceduras, especialmente si la geometría de la suela es inadecuada o hay una falta de apoyo en la zona del talón. Al principio de la fase de apoyo, cuando una sola pierna soporta casi todo el peso del cuerpo, es muy probable que se produzca una torcedura. Entre las posibles consecuencias se encuentran las lesiones en los tendones y los ligamentos.

Los componentes estabilizadores más importantes son los propios músculos, tendones y ligamentos del cuerpo. Lo ideal es que sean lo suficientemente fuertes como para proteger la articulación del tobillo de lesiones graves. Únicamente los músculos (activos), tendones y ligamentos (pasivos) suficientemente entrenados y tensados pueden aplicar suficiente fuerza.

Sin embargo, el calzado también desempeña una importante función de apoyo, aunque la normativa correspondiente no contenga ningún requisito concreto sobre la protección contra las torceduras. Después de todo, el informe del BAuA menciona la altura como factor decisivo. En el caso de las botas, la parte superior termina por encima de la articulación del tobillo y puede tener un efecto estabilizador en la articulación. Pero también es crucial utilizarlas correctamente: si la bota no está bien atada, el efecto de la altura de la caña se pierde. Con respecto a las torceduras, se suele hablar de elementos rígidos adicionales (tobilleras) como método para evitar que se produzcan. Pero las investigaciones del BAuA indican que no es posible probar fehacientemente si las lesiones se reducen con la ayuda de estos elementos.

 

Por eso recomendamos un buen apoyo del pie mediante un ajuste óptimo, la amortiguación y la flexibilidad que ofrece el zapato de protección. Consideramos que estos factores son fundamentales para aportar estabilidad sin restringir demasiado el rango de acción y el comportamiento natural de los movimientos. Por consiguiente, los zapatos bajos también pueden proporcionar suficiente protección.

 

Tropiezos

Obviamente, los factores del entorno también suelen desempeñar una función importante en los tropiezos: las elevaciones, las ranuras, los huecos, los revestimientos de suelo, los cables y muchos otros obstáculos grandes y pequeños. Aunque con menor probabilidad, el calzado también puede marcar una gran diferencia: una adaptación perfecta es esencial para asegurar una marcha segura y controlada. El diseño de la suela y la horma también ayuda a minimizar el riesgo de tropezar. Además, una suela flexible con una amortiguación óptima respalda la secuencia natural de los movimientos, lo que a su vez promueve una marcha segura. El riesgo de tropezar también se reduce si se añade el llamado rebote de punta al extremo de la horma. El factor decisivo es la distancia entre la punta del zapato y el suelo: con un rebote de punta más alto, la punta está orientada hacia arriba y minimiza así el riesgo de que el zapato quede atascado en algún lugar. Otro factor determinante es la fricción entre el zapato y el suelo. Si es demasiado alta, también puede provocar un tropiezo.

 

Resbalones

Hablamos de resbalones cuando no se puede mantener el equilibrio al caminar porque el pie no encuentra un apoyo en el suelo. En primer lugar, repasemos brevemente la biomecánica de la marcha humana: al caminar, el primer contacto con el suelo se hace con el talón, por lo que el centro de gravedad del cuerpo sigue estando claramente detrás del talón (véase la imagen). Normalmente, el movimiento de balanceo se produce sobre el talón, el arco del pie y el antepié. Este movimiento termina al despegar el pie, seguido de la fase de balanceo, durante la cual la otra pierna está en la fase de apoyo.

 

Los resbalones suelen producirse en el momento exacto en que el centro de gravedad del cuerpo no está sobre la vertical del punto de contacto con el suelo, por ejemplo, al comienzo de la fase de apoyo. Para reducir el riesgo de resbalarse, ya existen diversas normas y reglamentos (obligación de garantizar la seguridad del tráfico, reglamentos laborales, normas técnicas, etc.) que exigen un nivel mínimo de resistencia a los resbalones para suelos y zapatos. Sobre esta base, naturalmente, existen los procedimientos de prueba correspondientes para suelos, pero también para el zapato de protección. Esto último nos lleva a las marcas SRA, SRB y SRC en el calzado.

Los resbalones están causados, principalmente, por suelos resbaladizos y suelas lisas, pero también por la presencia de lubricantes adicionales en los suelos. Sin embargo, hay otros factores que pueden contribuir significativamente a que se produzcan resbalones: al igual que ocurre con los tropiezos y las torceduras, la percepción individual del entorno representa un papel importante, así como la visibilidad o la señalización de las zonas especiales de peligro.

 

Suelas antideslizantes

En los zapatos de protección, el término «antideslizamiento de la suela» se utiliza en relación a la protección contra los resbalones. Ante todo, la resistencia al resbalamiento debe asegurar una marcha segura. Para una mejor medición y comparación, la resistencia al deslizamiento está determinada por el denominado coeficiente de fricción, que se obtiene a partir de la fricción entre suelo y zapato. A su vez, la resistencia al deslizamiento puede verse influida por muchos factores diferentes, como los materiales de diferentes propiedades, las estructuras de la superficie, la velocidad de movimiento y otros parámetros del entorno. Existen varios métodos de prueba para medir la resistencia al deslizamiento y determinar el coeficiente de fricción de los diferentes materiales. Estos métodos se centran en las propiedades de deslizamiento del suelo o en las propiedades de la suela del zapato.

 

Pruebas de resistencia al deslizamiento

Las pruebas para medir las propiedades de deslizamiento de los diferentes suelos se utilizan para asignarles categorías específicas. Por consiguiente, el suelo es el medio a probar, mientras que las propiedades del zapato no son importantes (o están estandarizadas para la prueba).

Las propiedades de deslizamiento del zapato de protección se determinan usando una máquina de prueba de calzado. Esta máquina determina el coeficiente de fricción del calzado empujando el zapato de prueba sobre un suelo de referencia a una velocidad y presión de contacto definidas.

La prueba se realiza en dos revestimientos de suelo diferentes, cada uno con un medio intermedio y con dos ángulos de contacto del zapato diferentes (véase la tabla).

 

La norma prescribe los requisitos mínimos para este procedimiento de prueba, que deben cumplirse para obtener la identificación correspondiente.

Por lo tanto, existen suficientes pruebas que tratan la resistencia al deslizamiento tanto de suelos como del calzado. ¿Pero qué conclusiones podemos extraer de estos resultados en condiciones reales del día a día?

 

Significado de las identificaciones estándar

Los procedimientos de prueba estándar se refieren a la comparabilidad: se está desarrollando una configuración de prueba estandarizada para tales procedimientos, aunque probablemente nunca se utilice en un entorno laboral real. En consecuencia, la importancia de los resultados se limita por ahora a esas especificaciones estándar. No obstante, los resultados pueden utilizarse para una evaluación inicial de la idoneidad de las diversas áreas de aplicación. En cambio, si hay entornos laborales con revestimientos de suelo especiales y resbaladizos o lubricantes, una prueba de campo individual con el zapato deseado debería confirmar la idoneidad.

 

La función del zapato

Como ya hemos mencionado, los accidentes causados por torceduras, tropiezos y resbalones ocurren con mucha frecuencia, a menudo provocan lesiones graves y, por consiguiente, la pérdida de horas laborales. Los legisladores y las asociaciones están intentando establecer normas adecuadas para el entorno laboral y para el equipo de protección personal correspondiente. Además de cumplir con estos requisitos, nuestro objetivo es proporcionarle el mejor apoyo y alivio posible como usuario de zapatos de protección durante el desempeño de su trabajo, o al menos no imponerle ninguna carga adicional derivada del uso de EPI.

En lo que respecta a la suela del zapato, las normas de la UE incluyen especificaciones según las cuales el perfil de la suela de un zapato debe estar diseñado para garantizar una óptima resistencia al deslizamiento. Dependiendo del material utilizado, la suela tiene propiedades ligeramente diferentes. Sin embargo, no existen requisitos específicos en relación a la protección contra tropiezos o torceduras. Nuestro objetivo siempre consiste en desarrollar un calzado que ofrezca una adaptación perfecta para que soporte el movimiento natural del usuario de la mejor manera posible, sin perder de vista las propiedades protectoras del zapato de protección.

Una adaptación perfecta debe aportar, sobre todo, estabilidad en la zona del talón para mantener el pie en la posición correcta. La amortiguación y la flexibilidad del zapato también son esenciales, ya que permiten una distribución óptima de la presión y permiten el movimiento de balanceo natural del pie. Especialmente durante el balanceo, cualquier plantilla antiperforación que pueda incluirse también desempeña un rol importante. La ventaja de la plantilla antiperforación textil es que la flexibilidad del zapato se ve menos afectada, mientras que una plantilla de acero hace que el zapato sea notablemente más rígido. Sin embargo, en algunas áreas, como la industria de la construcción, la suela de acero es preferible porque ofrece una mejor protección contra clavos y objetos similares.

Protección óptima a través de un ajuste personalizado

Cuanto mejor sea el ajuste de su calzado, mejor podrá prevenir los accidentes por SRS. La mejor manera de hacerlo es con un ajuste de calzado personalizado: además del sistema de cordones, también es importante adaptar el espacio disponible en el zapato. Si un usuario necesita más volumen en la zona del antepié, puede lograrlo mediante un sistema de diferentes anchos con distintas plantillas. Este sistema también sirve si el usuario tiene demasiado espacio en el zapato, que luego puede ajustarse con una plantilla adecuada. (El sistema de diferentes anchos se tiene en cuenta para la certificación y, por consiguiente, solo puede utilizarse en los modelos anunciados con este fin).

Resumen: Prevenir los accidentes por SRS de la mejor manera posible

Los factores que influyen en los accidentes por SRS se encuentran tanto en el entorno laboral como en el diseño de los zapatos. Las normas de las asociaciones de riesgos laborales tienen el objetivo de minimizar el riesgo de accidentes en el lugar de trabajo. Como fabricante, perseguimos el mismo objetivo durante el desarrollo de nuestros zapatos: deben proporcionar el mejor apoyo posible a los usuarios, sin afectar demasiado a los movimientos naturales. En los zapatos, el diseño apropiado de la parte superior en el área del tobillo puede contribuir a este propósito, pero el enfoque principal debe radicar en una adaptación perfecta (especialmente en el área del talón), una amortiguación óptima y la mayor flexibilidad posible. Sin duda, encontrará rápidamente lo que busca en nuestra amplia gama de productos.

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